REFLEXIONES ENTORNO A LA ESTRATEGIA DE ORIENTACIÓN SOCIO OCUPACIONAL

Reflexiones en torno a la estrategia de Orientación Socio Ocupacional

El Ministerio de Educación Nacional concibe la Orientación Socio Ocupacional (OSO) como «el conjunto de procesos y estrategias de acompañamiento a los sujetos, que les permite articular el conocimiento sobre sí mismos, sobre las oportunidades de formación, y sobre el mundo del trabajo, para tomar decisiones informadas y racionales con miras a construir una trayectoria de vida/formación/trabajo satisfactoria para sí mismos y que aporte al desarrollo y bienestar de la sociedad»1.

De cara a los estudiantes, la orientación socio ocupacional debería ayudarlos a identificar sus intereses y habilidades, brindarles información sobre las oportunidades de educación pos-media (o sobre cómo conseguir dicha información) y permitirles identificar las ocupaciones con mayor oferta y demanda en los diferentes sectores productivos de su entorno, su región, su ciudad y el país. La articulación de estos tres componentes debería generar en los estudiantes las condiciones para tomar decisiones acertadas e informadas acerca de su continuidad académica una vez terminado el ciclo de la educación media.

Desde la perspectiva del Ministerio de Educación, la orientación socio ocupacional es, además, la estrategia que responde a elevadas tasas de deserción en la educación superior, así como a una alta concentración en la demanda de carreras que no necesariamente son las que responden a las necesidades de desarrollo del país.

En el marco de las instituciones educativas, la OSO dio un giro de 180° a la forma de brindar orientación a los estudiantes en su tránsito de la educación media a la pos-media. Este cambio parte desde su concepción misma. Tradicionalmente la orientación tenía dos énfasis o enfoques: el vocacional y el profesional. La pretensión del enfoque vocacional era ayudar al estudiante a identificar aquello que mejor sabía hacer y más le satisfacía, para lo cual se apoyaba en pruebas y test. Por su parte, el enfoque de la orientación profesional se centraba en el apoyo al estudiante en la elección de su profesión, en otras palabras, elegir qué estudiar y dónde hacerlo.

La OSO, que encuentra visos deterministas en el enfoque vocacional en la medida en que éste se basa en características del estudiante que asume innatas, considera que no se puede dejar de lado la importancia y el peso que sobre las decisiones del estudiante tienen las realidades de su contexto y las experiencias vividas, es decir, la importancia y el peso de los aspectos y las variables sociales.

1«https://www.mincit.gov.co/CMSPages/GetFile.aspx?guid=76a512b5-ebc6-4142-a6d8-a7ab19d5e32b»

Así mismo, al enfoque “profesional” (con su énfasis en lo que se debe saber), contrapone la visión “ocupacional” que incluye, además, lo que la persona es capaz de hacer y presta una especial atención a las posibilidades de vinculación laboral que ofrece el entorno. Por todo esto la orientación deja de ser vocacional o profesional y pasa a ser socio ocupacional.

El cambio de enfoque se traduce en transformaciones en la forma en que la institución educativa asume el tema. La responsabilidad de la orientación deja de focalizarse en los orientadores para extenderse a los docentes de todas las áreas; la estrategia de orientación socio ocupacional pasa a ocupar un papel estratégico que debe ser objeto de la planeación de la institución y debe permear los contenidos curriculares de la educación media.

La estrategia se estructura en torno a tres componentes: el mundo del autoconocimiento (identificación de intereses y habilidades), el mundo de la formación y el mundo del trabajo. La articulación de estos mundos lleva a los jóvenes a tomar decisiones que se caracterizan por ser racionales y por estar basadas en información amplia y suficiente acerca de las posibilidades que brinda el contexto.

Vasos comunicantes y mundos paralelos

Al mirar los tres componentes de esta visión renovada de la orientación con el filtro de la pedagogía conceptual, particularmente con el de la propuesta del desarrollo del talento, es inevitable encontrar paralelismos y vasos comunicantes.

Los tres mundos (del autoconocimiento, de la formación y del trabajo) que estructuran la orientación socio ocupacional resultan muy cercanos a los tres factores sobre los cuales centra su atención la teoría del desarrollo del talento: los intereses, la aptitud cognitiva y la habilidad expresiva.

Así como la orientación socio ocupacional considera fundamental conocer el contexto para identificar las oportunidades de formación y de trabajo que éste puede brindar, la teoría de desarrollo del talento encuentra que la resonancia cultural es fundamental para el desarrollo del potencial de niños y jóvenes.

La OSO y la teoría del desarrollo del talento pretenden dar a los jóvenes cimientos sólidos para tomar una decisión fundamental: el rumbo que ha de tomar su vida tras la finalización de la educación media.

Hasta aquí, el acento en los vasos comunicantes. Ahora, la mirada sobre los paralelismos (lo que puede ir muy cerca, pero no tiene puntos en común).

La teoría del talento considera el interés, la aptitud cognitiva y las habilidades como producto de la formación y la experiencia y no como características innatas. Por esto mismo, la exploración y la identificación del área (o de las áreas) del talento de cada individuo son pasos constitutivos de una ruta que tiene su punto de partida con el inicio de la escolarización (e incluso antes) y que es un continuo que no se detiene. En ese sentido, la formulación del proyecto de vida no da espera a llegar a la educación media; se va construyendo y enriqueciendo paso a paso a la medida que se explora, se identifica y se fundamenta el talento; a la medida, también, que se interactúa con el contexto y se amplifica la resonancia cultural para nutrir, enriquecer y proyectar las posibilidades del joven.

A la luz de estas consideraciones, la estrategia de Orientación Socio Ocupacional podría potenciar sus efectos y alcanzar más fácilmente sus propósitos si trasciende los límites que le impone una visión circunscrita a la educación media y hace del autoconocimiento un propósito formativo transversal a toda la escolaridad.

Escrito por: María Isabel Otero C. Magister en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales contemporáneos.

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